Una tarde de
verano me detuve en ti.
Tú, mirabas
en el río que casi estático mecía cual cuna una pequeña barca,
La madera
en el agua, del leve bamboleo surgían acuosos contornos que se dibujaban y
borraban,
Mientras yo,
cual si fuera un niño recorría con la punta de mi dedo figuras sin formas, pero
con sentido para mí.
Ayer,
mientras reías, encontré esa expresión en tus ojos,
Hoy, que
lloras pude verla desaparecer.
Tal vez las
palabras no sirvan más que para herir,
Tal vez las
palabras no sirvan más que para mostrar lo hermoso,
Tal vez las
palabras, sean eso y aún más.
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